A Spanish translation of:
"What Lies beyond Descriptive Translation Studies?".
In: Miguel Angel Vega y Rafael Martín-Gaitero (eds.) 1997.
La Palabra Vertida: Investigaciones en torno a la Traducción
(pp. 69-80) Madrid, Editorial Complutense.
ISBN: 84-7923-112-2.

 

Gideon Toury

A Dónde nos Llevan los Estudios Descriptivos de Traducción:
O ¿dónde vamos desde donde supuestamente estamos?

 

En los últimos años España ha venido a engrosar la lista de centros donde se está trabajando seriamente en el campo de los Estudios de Traducción. Por ello, agradezco la oportunidad que se me brinda de presentar en estos VI Encuentros Complutenses en torno a la Traducción algo así como una Declaración de Principios que sirva de conclusión. Yes que esto es precisamente lo que pretendo: ir más allá del objetivo al que la mayoría de los participantes habrían llegado en sus ponencias y comunicaciones; y hacerlo a modo de posición programática, esto es, resumiendo una postura que implica un llamamiento a trabajar más en una dirección concreta; una dirección que parece tener mucho que aportar. Como siempre, lo que pretendo fundamentalmente es suscitar algún tipo de debate académico y estoy seguro que tal debate llegará, al menos cuando acabe el congreso, y por tanto en forma escrita.

Sí, es cierto, lo esencial de mi enfoque sobre la traducción y su estudio difiere de lo que suele encontrarse en las publicaciones sobre el tema (aunque aproximadamente en los últimos diez años bastantes colegas han pretendido adoptar algunos aspectos de la misma). Sin embargo, creo firmemente -y espero no pecar de ingenuo- que si me han invitado aquí, ante este respetable público, es porque se ha percibido esa diferencia y porque hay una voluntad clara aquí de entender en qué consiste mi enfoque y a dónde me dirijo exactamente. Quisiera invitarles, pues, a que me sigan ahora en un breve recorrido por todo aquello que nos puede estar esperando más allá de los estudios descriptivos sobre traducción, algo de lo que se ocupan últimamente cada vez más investigadores.

Está claro que la posibilidad de pasar revista a lo que se esconde más allá de algo, y de hacerlo juntos (que es lo que se supone que implica el que yo les pida que me acompañen en este recorrido) presupone un cierto acuerdo sobre ese mismo algo. Desgraciadamente, tal consenso no puede darse por supuesto entre los que participan en un congreso cualquiera donde reina la heterogeneidad. Muy al contrario. Muchos puede que ni siquiera sean conscientes de hasta qué punto es necesario ese consenso si uno ha de seguir, aunque no sea más que seguir, un razonamiento que no nos es familiar. Se necesita mucho más que un acuerdo respecto al mero hecho de si es o no deseable considerar desde un punto de vista descriptivo las traducciones y las prácticas traductoras. Después de todo, esto puede hacerse, y se ha hecho, en disciplinas como la Lingüística, la Lingüística Textual, la Psicolingüística, el Análisis del Discurso y la Pragmática que, en uno u otro momento, han estudiado diferentes aspectos de la traducción. Lo que yo concibo bajo la etiqueta Estudios Descriptivos de Traducción es más bien una rama académica, en y por sí misma, que parta de supuestos claros y esté dotada de una metodología y unas técnicas de investigación tan explícitas como sea posible y - lo que es aún más importante- que haga derivar su legitimidad de los mismos Estudios de Traducción. He querido reflejar ortográficamente esta distinción al utilizar (o no utilizar) las mayúsculas E, D y T para explicitar los términos Estudios, Descriptivos y Traducción, respectivamente, así como al adoptar la abreviatura EDT para la tan codiciada rama, una práctica que James S. Holmes inició a principios de los setenta1 .

Permitanme que comience con una versión simplificada de algunas de las principales suposiciones que se hacen en dicha rama académica. Esta revisión es un resumen de los primeros capítulos de mi libro Estudios Descriptivos de Traducción, y más allá,2 al que remito al lector interesado en una presentación más elaborada. No se exige acuerdo alguno respecto a las suposiciones en sí. ¡Eso sería pedir mucho! Lo único que parece indispensable, si lo que ha de venir a continuación es una discusión seria, es una mente abierta, el deseo de dar tregua, por decirlo de algún modo, al desacuerdo en favor de la argumentación, y durante el tiempo que ésta dure. Si no es así, lo que se pretenda decir sobre lo que hay más allá de los Estudios Descriptivos de Traducción no tendría apenas sentido. Aún peor, las cuestiones que trataré probablemente se filtrarían a través de un tamiz diferente de suposiciones, lo que seguramente llevaría a una distorsión total de lo tratado.

1. ALGUNOS PRESUPUESTOS BÁSICOS EN EDT

 

1.1. Mi hipótesis de partida es que sólo se puede tratar de forma realmente descriptiva un fenómeno empírico. Por tanto, es imposible tratar de forma descriptiva lo que en principio son únicamente opciones posibles o los pronunciamientos normativos, y ambos abundan en nuestro campo. No hay una respuesta no especulativa a la pregunta de lo que una traducción puede en principio ser y mucho menos a lo que debería ser, aunque las razones para esta ausencia son muy diversas. Así, al reemplazar un texto en la LO por un texto en la LM (o en la transición gradual de uno a otro), puede haber un número indefinido de factores que den como resultado un sinfín de productos diferentes. Por contra, lo que la traducción supuestamente tiene que ser es poco más que una opinión que -lejos de tener un valor real de verdad- está siempre cargada de ideología. La ideología es el marco de referencia último de cualquier intervención normativa, incluso cuando ésta se disfrace de otra cosa, particularmente  de "la realidad tal como es" o una "teoría". No hace falta decir que esta actitud nos lleva casi indefectiblemente a fomentar una idea, eso sí, como estratagema cultural eficiente. Esta eficacia, sin embargo, no es suficiente para ensombrecer la naturaleza inherentemente no-empírica de cualquier pronunciamiento normativo. A menos, claro, que dicha estrategia haya funcionado para cambiar la realidad. En este caso, sin embargo, no son las afirmaciones normativas como tales las que deben reclamar atención descriptiva, sino más bien el comportamiento al que se llega, junto con la forma en que surgió, incluyendo la influencia que esas afirmaciones pueden haber ejercido.

Una vez dicho todo esto, no se debería colegir que no hay sitio en los Estudios de Traducción para cuestiones de "puede" o "debe (o no debe nunca) ser". Solo significa que tales cuestiones tienen un estátus diferente y exigen un tratamiento diferente. Así, mientras cualquier posibilidad inicial es teórica por su propia naturaleza (véase la sección 2.4.), los pronunciamientos normativos son o bien extensiones aplicadas de la disciplina tomada como un todo (p.e. en el contexto de la formación de traductores o la crítica de traducciones) o bien pertenecen al nivel objetivo al ser fenómenos culturales por derecho propio. Como tales son externos -y no anteriores- a los ET, así también lo son el comportamiento traductor y los productos derivados del mismo. Como los anteriores, pueden ser tratados por un investigador como datos de un tipo específico. Por contra, nunca podrán constituir el estudio en sí, y mucho menos sus conclusiones. Por ejemplo, los pronunciamientos normativos pueden servir para probar cómo concibe la traducción un grupo social, junto con las normas que se derivan de ese concepto y que guían el trabajo de traducción y/o su aceptación en ese grupo. Ésta, a su vez, es una cuestión descriptiva por excelencia, que se puede explicar recurriendo a formulaciones normativas.

1.2. Los fenómenos empíricos que se asocian con la traducción son variopintos y se manifiestan a varios niveles. Cada uno de estos niveles, y la diversidad de fenómenos relacionados con cada nivel, pueden legítimamente constituirse en objeto de un estudio descriptivo.

Si nos limitamos a enfoques retrospectivos, que se llevan a cabo después de que haya terminado el acto mismo de traducción (que son, con mucho, los más comunes en nuestro campo de estudio), los fenómenos que pueden someterse a estudio empleando métodos verdaderamente descriptivos incluyen, ante todo,

-- TEXTOS QUE SE SUPONE QUE SON TRADUCCIONES, cualquiera que sea la razón para considerarlos como tales; tanto si se estudian como entidades en sí mismas (p.e. mensajes holísticos en actos sencillos de comunicación), o como los conjuntos de entidades de nivel inferior que también son

-- las RELACIONES que se dan entre una supuesta traducción y otro texto, en otra lengua, que se supone ha servido de fuente inmediata, así como entre las partes y constituyentes de los dos textos que pueden ser emparejados en virtud de la máxima de "no dejar nada"

-- las ESTRATEGIAS en virtud de las cuales se puede decir que la traducción supuesta, o alguna parte de ella, se ha derivado del texto origen supuesto, y que están también en la génesis de las relaciones mencionadas anteriormente, y por tanto del PROCESO DE TRADUCCIÓN en su conjunto; y finalmente,

-- la FUNCIÓN que se planteó que tuviera la traducción - el producto mismo o el acto que supuestamente subyace - que puede también presentarse como la POSICIÓN que se pretendía que tuviera el texto meta en la cultura receptora. (La posición que una traducción haya ocupado puede ser, de hecho, muy diferente, puesto que aceptación no supone realización de un potencial de aceptabilidad. La posición que dicha traducción tenga puede también cambiar con el tiempo, dos cuestiones de una inmensa importancia que sin embargo quedarán fuera del ámbito de esta discusión).

En principio, todas estas entidades pueden muy bien considerarse empíricas, y por tanto pueden tratarse de forma descriptiva, aunque debemos admitir que aquí hay diferentes niveles de percepción; desde entidades relativamente visibles a primera vista hasta reconstrucciones que solo pueden establecerse en el transcurso del estudio mismo, y sobre la base de aquellas entidades que pueden observarse mejor. Una vez reconstruídas, está totalmente justificado tratar una entidad dada, como puede ser una relación o estrategia, incluso una postura explícitamente sistémica, como hecho empírico, siempre que se tenga en cuenta que se hace de forma provisional. Con todo, si no se cumple esta condición, difícilmente podrá haber cuestión alguna que observar y que tratar en nuestro campo. Pues incluso los textos y sus constituyentes - que supuestamente se prestan a un estudio directo- son en gran medida una cuestión abierta a conjeturas.

1.3. En cualquier estudio con el que se desee ir más allá de descripciones bastante superficiales de traducciones supuestas, por no hablar de fenómenos a niveles inferiores al texto, se debe asumir implícitamente que hay correlaciones, probablemente incluso interdependencias entre los tipos de entidades que pueden ser objeto de estudio y los niveles a los que se refieren: el producto, el proceso y sus respectivas funciones. Resulta inevitable asumir esto si queremos tratar la traducción como una actividad teleológica, una de las pocas cuestiones en la que parece que todos estamos de acuerdo, aunque no necesariamente de la misma manera, o exactamente en la misma medida. Según dicha observación, a las funciones se las asigna una prioridad lógica sobre sus respectivos objetos, de tal modo que la idoneidad de estos últimos como tales solo se puede determinar respecto a las funciones para las que se pensaron.

De tal perspectiva, cultural y semiótica por naturaleza3, se deriva el siguiente patrón correlativo básico, que invita a que lo llenen de contenido esfuerzos centrados, adecuados a casos tomados bien individualmente bien en grupo.

-- La posición que se pretende que tenga una traducción en una cultura dada (o un sector concreto de la misma) es un factor importante que determina en gran medida su contextura como texto en lengua meta. Después de todo, los traductores trabajan fundamentalmente en interés de la cultura en la que traducen y para la que traducen, sea cual sea dicho interés. En consecuencia, también el polo meta, de acuerdo con sus propios intereses, determina aquellas características del texto origen que se conservan o cuáles ya desde el principio se estima que deben conservarse. Por tanto, los rasgos se conservan y se reformulan mediante material en la lengua meta, no porque sean inherentemente importantes, sino sobre todo porque se les asigna importancia. Hay ocasiones en las que a los rasgos inherentemente importantes también se les asigna importancia desde el punto de vista receptor. La cuestión es que tal coincidencia está lejos de ser obligatoria, siempre que estemos hablando del concepto de traducción, y sus realizaciones, dentro de una cultura. Así, habrá ocasiones en las que los rasgos centrales de un texto fuente pueden considerarse secundarios, si no totalmente prescindibles, según la función que su sustituto en lengua meta se vea llamado a cumplir, mientras que se da prioridad a rasgos que, en el texto origen mismo, son solo marginales. Del mismo modo, no suele ser en absoluto fortuito que se introduzcan en una traducción rasgos que no tienen base en el original, a veces hasta en posiciones centrales. Tanto la centralización como la marginalización, la supresión y la adición representan el mismo principio rector;  a saber, la orientación meta inherente a las decisiones traductoras. (Y a este respecto véase mi detallada aportación sobre el modo en que los haiku japoneses se tradujeron por vez primera al inglés, o la elaboración que he hecho de "Cómo puede ser que la Traducción de un Limerick inglés pueda tener cuatro líneas", de próxima aparición)4.

-- Un resultado inmediato de la formación y formulación de una traducción según cualquier máxima de invariabilidad es el establecimiento de un conjunto (unidireccional) de relaciones de traducción basadas en los rasgos que los dos textos, traducción y original, comparten. Tales relaciones también pueden formar parte del concepto mismo de traducción relevante en la cultura en cuestión y puede prestársele atención directa durante el acto mismo de formación y formulación de una traducción, en la medida en que se considere necesario conservar uno u otro aspecto del texto fuente para que una traducción cumpla las funciones que se le asignan en y por esa cultura. Sin duda, una cierta noción de "relación preferida" (o "invariante preferida") parece haber formado parte de todos los conceptos de traducción dentro de todas las culturas, dejando abierta solo la identidad de los aspectos que se considera que merece la pena conservar en cada caso particular.

-- Finalmente, la función prospectiva de una traducción -pasando por  la contextura que se le exige y/o de las relaciones que preferiblemente le atarían a su original- rige inevitablemente las estrategias que se adoptan durante la producción del texto en lengua meta con la intención de aplicarlas, y rige, por extensión, todo el proceso de traducción en el que se incluyen tales estrategias.

2. DE LAS REGULARIDADES A LAS LEYES TEÓRICAS

 

2.1. Una noción clave en los estudios descriptivos es la de regularidades. Por consiguiente, en un estudio es fundamental establecer patrones recurrentes en las fases previas a la explicación, la fases donde se recogen y analizan los datos y donde se llevan a cabo los descubrimientos. Además, son ante todo las regularidades descubiertas las que hay que explicar, más que los fenómenos individuales como tales.

Si lo que se pretende es obtener resultados significativos,  que también estarían abiertos a validación (o refutación), es importante tratar de establecer regularidades de comportamiento en corpus bien definidos, y no en lotes arbitrarios. Según esta observación un corpus es mucho más que un almacén de ejemplos (algo que han llegado a elogiar los que escriben sobre traducción y los que la enseñan) o una fuente (bastante vaga) de "conocimientos" sobre cuestiones de interés más general, incluyendo cuestiones teóricas. Es el resultado de la intersección controlada de un fenómeno que se refiere a la actuación traductora y/o sus resultados con una gama de variables cuya relevancia respecto a la traducción se ha establecido por medio del impacto probado sobre ese mismo fenómeno.

Cuando se desvelan, las regularidades deberán considerarse como representativas del conjunto de variables contenidas en el corpus sobre cuya base se establecieron y únicamente sobre ese conjunto. La modificación de un solo factor puede derivar en un cambio sustancial en el patrón de comportamiento. De aquí que no se pueda generalizar la validez de los hallazgos de un estudio basado en un corpus, y mucho menos de forma automática. El ejemplo que propongo sería el de un intento reciente5 de interpretar el comportamiento observado de una serie de metáforas (variable 1) de un tipo concreto (variable 2), que se dan en un número limitado de textos alemanes modernos (variable 3) de carácter narrativo (variable 4), en su traducción al sueco (variable 5), como representativas del comportamiento de las metáforas de este tipo cuando se traducen en general, neutralizando así aquellas variables (2, 3 y 5) asociadas con la gran proximidad de la lengua origen y la lengua meta y las respectivas tradiciones literarias. Metodológicamente éste es un error de bulto, aunque las conclusiones no sean necesariamente falsas, el salto en sí de los descubrimientos concretos a generalizaciones universales no está de ningún modo justificado -a menos que la base de tal expansión haya sido cuidadosamente preparada por medio de una serie de estudios de carácter similar, controlados precisamente para ese conjunto de variables.6

2.2. Será muy raro encontrar regularidades de 0 o 1. Los términos "Nunca", y particularmente "siempre", aparecerán por tanto de forma marginal, en prácticamente todo intento de dar cuenta de comportamientos reales, tanto si se trata de un traductor frente a una cuestión de tipo recurrente mientras traduce un solo texto de longitud y/o complejidad considerable, como de todo un conjunto de textos, tan homogéneo como se quiera. Por tanto, ocurrirá que incluso dos representaciones de una misma metáfora, en un contexto temático (e incluso verbal) similar, en dos lugares diferentes del mismo texto, no tendrán por qué haber sido sustituidas por una sola entidad en la lengua meta, y las razones para esta aparente falta de coherencia pueden ser variadas. No llegar a hallazgos absolutos (implícitos tanto en "siempre" como en "nunca") no debe por tanto desanimar al investigador: es inherente al tipo de comportamiento que tratamos, tanto en sus facetas individuales como en las socio-culturales. (Véase a este respecto dos discusiones recientes de estudios sobre traducción basados en corpus, escritos desde dos puntos de vista diferentes, y yuxtapuestos en el mismo número de Target).7

Con frecuencia, las regularidades se manifiestan en porcentajes muy bajos en un primer momento. La razón fundamental es que, en tanto en cuanto no se hayan identificado las variables y estén dispuestas para su control, es muy difícil establecer ningún tipo de reglas de muestreo para el comportamiento traductor o sus resultados. Resulta aún más difícil justificar tales reglas dentro de los Estudios de Traducción. De hecho, con mucha frecuencia el investigador comienza con el lote arbitrario que ya se ha mencionado (Sección 2.1) y no con un corpus establecido de manera adecuada. Un grupo de textos, o un montón de fenómenos de nivel inferior, que, desde un punto de vista traductor, son accidentales  y altamente heterogéneos. A partir de aquí se procedería dividiendo el conjunto inicial en subrupos basándose en aquellos rasgos que se hubieran manifestado como relevantes. Este procedimiento está abocado a incrementar sustancialmente la homogeneidad, reduciendo la accidentalidad de cada subgrupo y revelando gradualmente su representatividad respecto a una u otra variable, es decir, un corpus propiamente dicho. Si se estima que un subgrupo resultante es muy pequeño puede ser entonces re-expandido, esta vez basándose en las mismas variables definidoras, o lo que es lo mismo, de una manera relativamente controlada. A continuación se debería intentar formular hipótesis correlacionando las variables, por un lado, y el comportamiento observado/reconstruído, por otro. De forma positiva o negativa, esto es, bien potenciando un tipo particular de comportamiento o impidiéndolo. Esta es también la única manera factible de superar descripciones anodinas para pasar a formular ciertas explicaciones.

Probablemente todavía desconocemos muchas de las variables que pueden llegar a determinar el modo en que se comportan unas personas de carne y hueso, actuando como traductores, en situaciones reales (y por tanto la contextura de su producción textual y lingüística, las relaciones que vinculan esos productos con sus respectivas fuentes, y todo lo demás). Aunque la intuición y la especulación, así como los hallazgos de estudios relativos a otras disciplinas que se ocupan del lenguaje, del comportamiento lingüístico, de la comunicación, de los contactos culturales (incluidos los lingüísticos), etc., han sido de gran ayuda en el pasado, y sin duda seguirán siendo muy útiles aquí, la única esperanza que tenemos de desvelar toda la gama de variables, y especialmente de establecer su relevancia respecto al comportamiento traductor, reside en la realización de estudios descriptivos y de explicación, tratando por todos los medios de aplicarlos a hechos de traducción a gran escala, que es donde la función, el proceso y el producto interactúan en la forma más directa posible (véase Sección 1.3). Esto es algo que solo se puede hacer dentro de la disciplina de Estudios de Traducción, de ahí la posición central de los EDT en ella.

2.3. Desde siempre, al menos de forma intuitiva, sabemos que existe un buen número de variables. Además, gracias a estudios bien enfocados, tanto experimentales como observacionales, se han podido desvelar otros factores adicionales que pueden afectar el comportamiento traductor y sus productos. No sorprende saber, pues, que algunas de las variables se refieren al traductor como individuo y a la "cajita negra" donde tiene lugar el proceso, mientras que otros se derivan de la sociedad y cultura en y para la que dicho individuo opera. Consideremos la siguiente clasificación:

-- dominio por parte del traductor de la lengua origen y la lengua meta, las tradiciones textuales y circunstancias culturales;

-- su relativo dominio de los sistemas origen y meta, en todos estos niveles y todos estos aspectos;

-- la dirección que toma una traducción, según ese dominio relativo (p.e. de un sistema más débil a un sistema más fuerte, o viceversa);

-- la experiencia traductora previa, en general o referida a un tipo concreto de encargo (p.e. realizar tareas rutinarias frente a tareas no rutinarias);

-- el tipo de retroalimentación contextual o situacional que se puede tener respecto al modo en que la actividad en cuestión había sido realizada previamente y la influencia que tal retroalimentación puede haber tenido en el subsiguiente comportamiento que uno tiene como traductor.

-- la existencia de ayudas a la traducción propiamente dichas (tales como diccionarios monolingües y bilingües, gramáticas contrastivas u obras informativas de carácter cultural) en la cultura meta en general, así como la disponibilidad/accesibilidad de los mismos en la situación particular que tratamos;

-- las condiciones de trabajo (que incluyen el uso del ordenador frente a la máquina de escribir, bolígrafo o lápiz, presencia/ausencia de presión respecto a plazos, fatiga, ruido ambiental, etc.);

-- el medio en el que dicho acto se lleva a cabo (traducción oral frente a traducción escrita), o, a veces, el medio del que se traduce frente al medio al que se traduce (como por ejemplo cuando se traduce un mensaje oral al medio escrito o viceversa), y/o los tipos textuales involucrados en el acto mismo, desde los dos extremos;

-- el estátus relativo de la lengua origen y la lengua meta, las tradiciones textuales y/o culturas relacionadas con el acto (tal y como se establece desde el punto de vista privilegiado de la cultura receptora) y la dirección que la traducción toma según esos términos;

-- la posición de la traducción en la cultura meta (como tipo de actividad generadora de textos), de las traducciones (como productos) y/o de los traductores (como miembros de un gremio profesional);

-- el concepto (o conceptos alternativos) de traducción, tal y como se da en dicha cultura, incluyendo la relación privilegiada polo meta-polo origen, las posiciones relativas de tales conceptos alternativos en esa cultura y las normas a las que cada una haya dado lugar, con respecto tanto al producto, como al proceso e invariante.

Esta lista es por supuesto parcial, muy parcial: sería de auténticos ingenuos asumir que toda la gama de parámetros que pueden manifestarse como conducentes a comportamientos (y resultados) diferenciales en situaciones de traducción haya sido ya descubierta. Y lo que es aún más importante, la lista no refleja intento alguno de sopesar las diferentes variables entre sí en cuanto a su impacto sobre el acto mismo y sus resultados. Por ejemplo, ¿bastaría una tarea no rutinaria para desequilibrar a un traductor experimentado? Y ¿afectaría esto de forma más acusada, digamos, que la urgencia respecto al plazo de entrega de un encargo, o la necesidad repentina de utilizar un bolígrafo en la era de los ordenadores, o la falta de libros de referencia adecuados? Lo cierto es que sabemos muy poco del peso relativo de un par de variables cualquiera, incluso de aquellas que ya han sido aisladas, mucho menos de grupos de variables que interactúan en un mismo hecho de traducción (que es, por supuesto, lo que se espera). Un área, aún en gran medida especulativa, es la relacionada con el modo en que los factores cognitivos y sociales interactúan e influyen en la formación progresiva de individuos-traductores (así como su comportamiento traductor), y en la evolución de una cultura y los sectores de la misma relacionados con la traducción.

Todo ello debería servir como fuerte incentivo para continuar llevando a cabo estudios descriptivos y de explicación, mientras que se intenta no solo desvelar más y más factores que pueden llegar a constreñir la traducción, sino también controlar estos factores hasta donde sea posible, en un intento de formular cada vez mejores hipótesis, más defendibles, sobre las relaciones entre dichos factores y las diferentes modalidades de comportamiento traductor.

2.4. Dejemos el territorio relativamente seguro de los EDT ahora y tratemos de insertar la discusión anterior en un contexto disciplinar más amplio de camino hacia lo que comienza a partir de los Estudios Descriptivos de Traducción.

Los Estudios de Traducción en sus aspectos no aplicados están abocados a ocuparse de tres tipos de cuestiones que difieren en alcance y nivel:

a) todo lo que la traducción PUEDE, en principio, implicar;
b) lo que DE HECHO YA implica, en conjuntos de circunstancias especificables, junto con las RAZONES para tal implicación, y
c) lo que PROBABLEMENTE implique, según un tipo u otro de condiciones especificadas.

El trabajo en el nivel a) es básicamente especulativo. Sin duda también se puede hacer referencia a los ejemplos de comportamiento real, a modo de heurística; un medio de enriquecer las intuiciones que ya existen o de dar con ideas nuevas sobre las que especular. La cuestión es que tal referencia no es necesaria para establecer una lista de posibilidades iniciales, que es a lo que se reduce este nivel. Y no siempre es de gran ayuda, si dicha lista ha de ser no sólo exhaustiva, sino reflejar también alguna lógica interna. Al menos mientras la traducción se trate como un juego con información completa, esto es; "un juego en el que cada movimiento sucesivo está influido por el conocimiento de las decisiones tomadas anteriormente y por la situación que resultó de tales decisiones".8

Consideremos, una vez más, la siguiente relación sobre la traducción de una metáfora. Aquí, la especulación se centraba en algunos rasgos básicos de la metáfora como categoría lingüística (p.e. constituyentes, relaciones semánticas que se dan entre estos [metafóricamente como tales] y las funciones que lleva a cabo la unidad como un todo) junto con el principio de sustitución:

 

I. Sustituir frente a no-sustituir (esto es, omitir)

1. Si se sustituye, entonces por una metáfora frente a una no-metáfora

A. Si se sustituye por una metáfora, entonces por una metáfora viva frente a una metáfora muerta

i. Si se sustituye por una metáfora viva, entonces por la misma frente a una metáfora diferente

a. Si se sustituye por la misma metáfora, entonces por ... (etc., etc.)

b. si se sustituye por una metáfora diferente, entonces por... (etc., etc.)

ii. Si se sustituye por una metáfora muerta, entonces por  ... (etc., etc.)

B. Si se sustituye por una no-metáfora, entonces por... (etc., etc.)

 

Por consiguiente, podría muy bien darse el caso de que un modo concreto de comportamiento que es en principio posible en una situación de traducción no se encontrara en un corpus concreto, por muy amplio y variado que éste fuera. La mera existencia no es un test de posibilidad. Es más, la ausencia misma (en situaciones reales) de una opción inicialmente posible no debería considerarse como respuesta definitiva en sí, sino que debería hacer que nos plantearamos una serie de preguntas (descriptivo-explicativas), que vincularan comportamiento y circunstancias.

Establecer posibilidades iniciales es, sin ningún género de duda, una actividad teórica que da lugar a explicaciones netamente teóricas. Sin embargo, en lo que respecta a una teoría de la traducción, el resultado es tremendamente elemental: un sistema simple de coordenadas, que brindan un marco neutro donde cualquier tipo de comportamiento y sus resultados podrían encontrar un lugar. Es sintomático el hecho de que lo que acabo de mencionar para el comportamiento de una metáfora que se somete a traducción no incluye ninguna noción específicamente relacionada con la traducción, excepto la noción general -y bastante vaga- de sustitución interlingüística. De hecho, no se dice que una relación algorítmica como ésta (que muy bien podría representarse en forma de organigrama) tenga validez psicológica alguna; esto es, que refleje el proceso interno de negociaciones y concesiones que ocurre en la mente de uno mientras traduce, o que incluso los nodos diversos representen puntos donde las decisiones positivas o negativas se lleven a cabo. Obviamente, tal hipótesis puede ponerse a prueba, pero semejante prueba exige precisamente un trabajo (orientado al proceso) descriptivo, que tome como objeto ejemplos reales de comportamiento traductor. Aun más, parece razonable pensar que la hipótesis se refutaría en ciertas circunstancias y se validaría en otras, lo que otorgaría máxima relevancia a las razones de aquello  que parece que implica la traducción, según un conjunto especificable de condiciones. El nivel b) representa así el programa general de una rama descriptivo-explicativa.

Con todo, la importancia de los estudios que se llevan a cabo dentro de los EDT no reside solo en la posibilidad de ofrecer descripciones exhaustivas y explicaciones viables de las regularidades del comportamiento traductor. Las implicaciones para otras ramas de la disciplina no son menos importantes, ante todo para un marco teórico que busque librarse de su carácter elemental. Así, cuando las posibilidades iniciales se hayan modificado gracias a datos diversificados, obtenidos a partir de estudios descriptivos, y cuando las relaciones entre las diversas variables y los correspondientes modos de comportamiento también se hayan establecido, sólo entonces se habrán preparado campos lo suficientemente amplios como para poder hacer también ciertas predicciones, aunque solo sea de tipo retroactivo, y aplicables a un corpus expandido de acuerdo con las líneas de un factor definidor u otro (tal y como se describe en la Sección 2.2). Esto es algo que el nivel a) no puede de ningún modo ofrecer, dada su completa indiferencia a cualquier factor que afecte a la toma de decisiones en situaciones reales; circunstancias donde el juego de la traducción no se juega con toda la información. En este sentido, el nivel c) representa la teoría de la traducción de nuevo, solo que de un modo mucho más elaborado que en la lista del primer nivel de posibilidades iniciales, siempre tan ordenada, siguiendo  su propia lógica interna. La teoría detallada, establecida de este modo, puede entonces tomarse como marco para futuros estudios, que inevitablemente serán mucho más refinados, que a su vez producirán una teoría aún más compleja, y así sucesivamente, en una progresión típicamente helicoidal.

A largo plazo, los hallazgos acumulados de estudios descriptivos sobre hechos de traducción deberían posibilitar la formulación de una serie de leyes, que indicaran las complejas relaciones entre todas las variables que se hubieran manifestado relevantes para el comportamiento traductor, sus productos y su aceptabilidad en la cultura receptora. Es precisamente la formulación de dichas leyes lo que se encuentra más allá de los Estudios Descriptivos de Traducción. De hecho, la formulación de un entramado de leyes de este tipo podría muy bien constituir el fin último de los Estudios de Traducción en su aspecto teórico.

3. LA NATURALEZA DE LAS LEYES DE TRADUCCIÓN

 

3.1. Toda ley de comportamiento traductor, cuando se explicite y se formule adecuadamente, tendrá una forma marcadamente condicional, del tipo:

si X, entonces mayor/menor probabilidad de que Y

donde Y es el comportamiento observado, o cierta parte/aspecto del mismo, y/o su resultado, y X sería el factor condicionante. Por ejemplo:

si las culturas difieren en su tolerancia a rastros de otra lengua en expresiones propias, es probable que las traducciones a la más tolerante de esas lenguas manifiesten mayor densidad real de interferencia.

Aquí, el factor condicionante es la "tolerancia" y el comportamiento observado la "densidad", tanto en relación con la interferencia a nivel lingüístico (se puede abordar la "tolerancia" misma como un comportamiento observado en sí mismo y se puede relacionar aún más; con sus propios factores condicionantes, se entiende).

La teoría resultante -un conjunto de leyes de este tipo en pugna por alcanzar un máximo de coherencia- debería tener una forma probabilista, en la línea de los recientes avances en otras ciencias humanas (Para interpretaciones probabilístas en la disciplina adyacente que es la Lingüística, véase en concreto Halliday).9 En este proceso de mejora será necesario hacer algo más que acumular variables e indicar las relaciones entre los pares (lo que habría llevado a formulaciones del tipo de:

si X1, y/o X2, y/o ... Xn, entonces mayor probabilidad de que Y, mientras que si Z1, Z2 y/o ...Zn, entonces menor probabilidad de que Y,

esto es, formulaciones que - a pesar de su creciente complejidad- son aun básicamente lineales). Más bien, el fin último sería dar a las leyes un formato multicondicional del tipo:

si X1 y Z1, entonces la probabilidad de Y es mayor que si X1 y Z2, e incluso mayor que si X1 y Z3,

sopesando los factores individuales y su impacto sobre la traducción entre sí, así como estableciendo su interconexión; es decir, precisamente aquello que se presentaba como obligatorio en la Sección 2.3, cuando todavía nos movíamos dentro de los propios EDT. Tan es así que el establecimiento de una teoría probabilísta de la traducción es totalmente impensable sin que existan estudios descriptivo-explicativos a gran escala, variados y controlados, que deberían transcender los límites de una cultura individual y las normas que se sabe que la caracterizan sin perder de vista los rasgos más generalizables. Por cierto, tal red de hipótesis interconectadas posibilitarían no sólo la formulación de predicciones justificables (Sección 2.4), sino también la explicación del fallo ocasional de una predicción, pues llevaría a la opción de seguir buscando factores que presumiblemente hubieran permanecido encubiertos, o revisando las posturas de aquellos factores y relaciones entre aquellos (o algunos de ellos) que ya se conozcan; o lo que es lo mismo, continuando con el movimiento helicoidal entre los EDT y la teoría de la traducción [niveles b) y c) respectivamente].

Una progresión de este tipo es por supuesto infinita. Por un lado, siempre habrá algo más de lo que dar cuenta, de tal modo que los futuros estudios descriptivos estarán cada vez más centrados, más y mejor orientados hacia una meta, por otro lado, la teoría  de la traducción siempre puede perfeccionarse aún más. Afortunadamente. Después de todo, sería terrible prever el fin de la disciplina en la que uno se mueve. Los Estudios de Traducción pueden así considerarse como inherentemente optimistas, una disciplina que siempre busca afinar las descripciones y explicaciones que se realizan dentro de ella mientras mejora su capacidad de explicación y la probabilidad de sus predicciones, a largo plazo, con vistas también al comportamiento futuro (hasta el punto de que pudiera estar controlado en todas las variables relevantes).

3.2. Tal y como se ha subrayado, las leyes así concebidas no son más que entidades puramente teóricas. No hay nada normativo en ellas. A menos, por supuesto, que alguien quiera transformar una ley en una instrucción para un comportamiento futuro, derivar "debe" de "es" (o incluso de "tiende a ser"), tal y como apuntan los filósofos del lenguaje (p.e. Searle).10 En este caso, sin embargo, está claro que ya no nos estaríamos centrándo en un trabajo descriptivo-explicativo, o en el diseño de una teoría. Al mismo tiempo, la actividad que perseguiríamos estaría también, sin duda, más allá de los EDT. Después de todo, lo que se utilizaría son los resultados de los estudios descriptivos y/o sus implicaciones para la teoría de la traducción.

De hecho en el campo de la traducción ya se ha sugerido11 que "debe" tendría que derivarse de "es", aunque en una versión modificada; esto es, con la condición de que solo los modos de comportamiento asociados a la profesionalidad se tomarían en cuenta. Por descracia, esta variable no está del todo clara. Por un lado en la misma noción de "profesionalidad" hay ya, por su misma naturaleza, grados. Más que ser profesional o no, los traductores se sitúan en diferentes puntos entre los dos extremos. Pero ¿dónde debería trazarse la línea divisoria? Una vez más, en la realidad social, la profesionalidad es, a menudo, más un apariencia que un hecho rígido; más una imagen pública que una proyección de un modo de comportamiento explicable. Estoy más que convencido de que los miembros de cualquier grupo cultural podrían facilmente producir listas de individuos que han llegado a verse reconocidos como traductores profesionales, actuando como tales de diferentes modos, y por tanto, a todos los efectos prácticos, sin tener en cuenta cómo traducen, o cómo son los textos que producen, o cómo se relacionan dichos textos con sus correspondientes originales. Se puede incluso llegar a descubrir que al menos alguno de ellos ha producido textos que no siguen totalmente el concepto de traducción que existe en la cultura en la que han estado trabajando. Y para complicar aun más las cosas, no es del todo extraño encontrar en una sociedad tres tipos de normas en conflicto, cada una con sus propios adeptos y posición en la cultura: la que domina el centro, y por tanto dirige el comportamiento traductor en la llamada corriente principal; junto con los residuos de conjuntos de normas anteriores, y los rudimentos de la nuevas, que ocupan diferentes posiciones en la periferia.

Por la misma razón, sería deseable adoptar, incluso fomentar como recomendaciones para un comportamiento futuro violaciones aparentes de las leyes. Pero si se hace esto, no hay que sorprenderse si se falla en dicho intento. La única oportunidad de triunfar es si la ley en cuestión ha sido mal formulada en primer lugar, por ejemplo si las condiciones asociadas con un modo concreto de comportamiento no han sido suficientemente (o correctamente) especificadas, algo que a menudo hace confundir una mera norma interna de una cultura con una ley. Una violación de una norma es ciertamente posible. Puede muy bien tener implicaciones positivas también, incluso en el contexto educativo.12 Las leyes teóricas, por contraste, son sencillamente inviolables.

4. A MODO DE CONCLUSIÓN

Con esta declaración no he pretendido de ningún modo abogar para que se realicen estudios descriptivos, o para que se establezca una rama de los EDT, por el mero hecho de llegar a lo que hay más allá de ellos. Ciertamente no a nivel personal, el nivel donde los individuos deciden estudiar descriptivamente o no hacerlo, y si deciden hacerlo a qué objeto aplicar su arsenal metodológico. El motivo principal para investigar, en traducción como en casi cualquier otra cosa, siempre ha sido la curiosidad intelectual, pura y simple. En el futuro seguramente se seguirá investigando desde la misma motivación, y hay mucho que decir en favor de la división del trabajo entre los que, ejerciendo la traducción de un modo u otro, se localizan en diferentes puntos del "mapa" de la disciplina: personas interesadas en la teoría, en el trabajo descriptivo-explicativo y en las diversas aplicaciones, respectivamente. Si había algún tipo de petición implícita en mi presentación, iba dirigida a aquellos que ya habrán decidido situarse más allá de los estudios descriptivos en cualquier caso. Es una petición dirigida a ellos, para que tengan en cuenta los descubrimientos de los estudios descriptivo-explicativos, incluso si no desean llevarlos a cabo personalmente.

Del mismo modo, les pediría a aquellos que se dedican al diseño teórico que dejen de formular meras listas de posibilidades, por un lado, aunque su lógica interna sea impecable, y que se resistan a adoptar entelequias como alternativa, p.e. asignando validez empírica a afirmaciones ideológicas. También les pediría a los formadores de traductores, muy en especial a aquellos responsables del diseño de programas, que dejen de ignorar los hallazgos que se refieren a lo que la traducción tiende a ser, en unas condiciones dadas. Incluso los hallazgos que ellos, como miembros privilegiados de su propia cultura, desaprueban. Cerrar los ojos no hace que un tipo de comportamiento desaparezca. De hecho, cualquier intento de combatirlo exigiría no solo el reconocimiento mismo de su existencia, sino el reconocimiento, también, de las condiciones en las que es más o menos probable que surja. Después de todo, si se ha de desatar la guerra, habrá que dirigirla contra las causas y no contra meros síntomas. Personalmente tampoco creo que las mismas guerras deban o puedan darse en todas y cada una de las culturas, sin tener en cuenta su propia configuración interna.

Si se acepta este alegato, veremos cómo avanza la elaboración de la teoría de la traducción y veremos cómo la formación de traductores se acercá a la realidad; algo que, al menos yo, consideraría como una evolución muy positiva de nuestro campo, algo a lo que hay que aspirar y no evitar.

                   Traducido por:

                  Raquel Merino Alvarez (Universidad del País Vasco)

 



2 Gideon Toury: Descriptive Translation Studies and beyond, Amsterdam-Philadelphia, John Benjamins, 1995 (Benjamins Translation Library, 4).

3 Gideon Toury: "Translation: A Cultural-Semiotic Perspective", en Thomas A. Sebeok et al. (eds.) Encyclopedic Dictionary of Semiotics, Berlin-New York, Mouton de Gruyter, 1986, pp. 1.111-1.124.

4 Gideon Toury: "How Come the Translation of an English Limerick Can Have Four Lines (Or Can It)?" en Gabrielle Becher y Heidrum Witte (eds.) Proceedings of the 1st International Congress on Translation and Interpreting: "Present Trends". Las Palmas de Gran Canaria, 1994 (en prensa).

5 Uwe Kjär: "Der Schrank saufzt": Metaphern im Bereich des Verbs und ihre Übersetzung, Göteborg, Acta Universitatis Gothoburgensis, 1988.

6 Cf. Gideon Toury: "Verb Metaphors Under Translation", Target (1989) 1:2, pp. 239-248.

7 Mona Baker: "Corpora in Translation Studies: An Overview and Some Suggestions for Future Research", Target (1995), 7:2, pp. 223-243.

Luc van Doorslaer: "Quantitative and Qualitative Aspects of Corpus Selection in Translation Studies", Target (1995), 7:2, pp. 245-260.

8 Jiri Levy: "Translation as a Decision  Process", en To Honor Roman Jakobson, II, The Hague, Mouton, 1967, p. 1.172.

9 M.A.K. Halliday: "Towards Probabilistic Interpretations", en Eija Ventola (ed.): Functional and Systemic Linguistics: Approaches and Uses, Berlin-New York, Mouton de Gruyter, 1991, pp. 39-61.

10 John R. Searle: "How to Derive <Ought> from <Is>, Philosophical Review (1964) 73, pp. 43-58.

11 Andrew Chesterman: "From <Is> to <Ought>: Laws, Norms and Strategies in Translation Studies", Target (1993), 5:1, pp. 1-20.

12 Gideon Toury: "The Translator as a Nonconformist-to-be, or: How to Train Translators so as to Violate Translational Norms", in Sven-Olaf Poulsen and Wolfram Wilss (eds.): Angewandte Übersetzungwissenschaft: Internationales Übersetzungwissencchaftliches Kolloquium an der Wirtschaftsuniversität Arhus/Dänemark, 19-21. Juni 1980. Arhus, 1980, pp. 180-194.